A veces envidio a la gente que ya tenía su pasaje de regreso arreglado, dijo adiós, se subió a un avión y se fue.
Yo no. Tenía visa hasta el 30 de Agosto de 2014 y en principio pensaba quedarme hasta ese entonces, pero las circunstancias me hicieron cambiar de opinión.
Desde el momento en que decidí irme hasta que finalmente pude irme, pasó mas de mes y medio. No es tan simple y económico comprar un pasaje de apuro.
En esta entrada pretendo narrar ese mes y medio donde tuve que enfrentar depresión y ansiedad, de la mejor manera posible.
"Tuve muchas preocupaciones en mi vida... la gran mayoría nunca ocurrieron."
Por suerte estaba en Wellington, es un lugar que me gusta mucho pero me hace muy mal. Uno de los peores pero mejores lugares para deprimirse, ya que hay mucho para hacer y mantenerse distraido.
También hay lugares gratuitos para buscar ayuda, profesionales, bibliotecas. Amigos también obviamente.
Tomando unas copas con el Pato. |
Yael, Ana y Wendy, quienes me bancaron en su casa casi un mes. Después me echaron así que tuve que volver a vaguear por ahí. |
Por suerte Pato me consiguió para quedarme en la casa de un ponja que vivía cerca de Wellington, en un área rural. A cambio de un par de horas de trabajo por día obviamente.
La casita donde viví es la que se ve al final del valle. |
Esas casualidades del destino hicieron que la última semana fuera distinta. Midori, una ponja que conocía de la comunidad Riverside, iba a tener una entrevista cerca de donde yo vivía, y luego estaba libre para seguir viajando un tiempito. Así que ni dudarlo, me saqué un pasaje hasta donde ella estaba y de ahí arrancamos a viajar a dedo por algunos lugares de la Isla Norte.
Midori haciendo dedo |
En Taupo, por el río Waikato |
El museo de Rotorua. |
Otra vez las fumarolas con olor a azufre... |
Otra vez en la granja orgánica... |
Otra vez en Auckland... |
Otra vez me encontré con la ponja Cindy... De las primeras personas que conocí apenas llegué alla por Agosto de 2012. |
Y otra vez arriba del avión, pero esta vez definitivamente. |
Los cambios son y serán muchos. A veces la gente me pregunta cosas o me interroga para ver si cambié, y en que cambié. No se responderles. No puedo darme cuenta y analizar la situación a corto plazo. Quizá dentro de 5, 10 o 20 años me de cuenta. Por ahora solo puedo actuar, actuar de la única forma que aprendí, la que jamás me falló en estos 21 meses de viaje:
HACER LO PRIMERO QUE SE ME OCURRA, LO QUE ME HAGA MAS FELIZ EN ESTE PRECISO MOMENTO, LO MAS ESPONTÁNEO. Seguir al corazón, que de alguna manera él ya sabe que es lo que quiero.
Intentar controlar el futuro me resultó estúpido y angustiante. Es la garantía hacia la infelicidad.