Calle Barragán y la Autopista.
Resultó ser muy útil el espejo convexo (como el de la puerta de atrás en los bondis) que fue colocado en dicha esquina.
Ello me permitía ver, sin necesidad de bajar el cordón o poner en riesgo mi cabeza, si descendía algún vehículo por la bajada “Álvarez Jonte” de dicha Autopista. Poca gente conocía la utilidad de ese espejo, pobres ignorantes...; sin embargo yo, todos los mediodías, me jactaba de mi inteligencia y luego de un breve reojo al espejo, cruzaba “sin mirar”.
Ello me permitía ver, sin necesidad de bajar el cordón o poner en riesgo mi cabeza, si descendía algún vehículo por la bajada “Álvarez Jonte” de dicha Autopista. Poca gente conocía la utilidad de ese espejo, pobres ignorantes...; sin embargo yo, todos los mediodías, me jactaba de mi inteligencia y luego de un breve reojo al espejo, cruzaba “sin mirar”.
Hoy no funciono. El espejo
atrasaba, y en vez de reflejar el presente, mostraba lo ocurrido minutos antes.
Pobre de mi, justo venia bajando un camión.
Pobre de mi, justo venia bajando un camión.
Pobre de mi, tantos años
dedicados a la ciencia y había olvidado lo mas básico: que los espejos reflejan el pasado.
V.M.P.